Le dije que estuviera tranquila, que se relajara... pero yo seguramente estaba más alterado que ella.
Esas palabras me las tendría que haber repetido a mi mismo.
Todo ocurrió demasiado rápido, los acontecimientos se desarrollaron en un instante, no dio tiempo a asumir la situación.
Coraje me sobraba, pero el coraje no lo es todo. "El cementerio está lleno de valientes" solía decir un amigo. Y yo siempre repetía para mi: "de valientes y de cobardes, si vamos a morir, mejor morir con honor, que morir como un cobarde arrodillado ante el enemigo".
El cementerio de mi nueva patria estaba lleno de valientes y heroicos hombres y mujeres que habían arriesgado sus vidas al servicio de la patria.
La sangre se paga con sangre me enseñaron, pero cuando la sangre se convierte en un río, hay que pisar con cuidado, porque la corriente arrastras a cualquiera que se acerque al rojo líquido.
No basta el valor...
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