Sobre las olas del mar caía la lluvia
como si de clavos puntiagudos se tratase
Mas no es el mar el castigado
Ni la lluvia el castigo
Tan agresiva se mira
y ese azul se difumina
Como si nada ocurriera
Como si toda la fuerza de la gravedad
que empuja a millones de gotas no fueran
suficientes para asustar al inmenso mar
Así es que pasan,
desapercibidas tras su largo recorrido
desaparecidas tras impactar con un cuerpo infinitamente más grande que ellas
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