domingo, 17 de febrero de 2013
He perdido mi combate sin haber entrado en el campo de batalla, me han desarmado sin haber visto enemigo alguno, sin dar ni recibir un sólo golpe. Pero herido de muerte, me hayo derrotado, faltándome aire para respirar, como si enormes cadenas alrededor de todo mi cuerpo me estrangularan los huesos,
impidiéndomelo. Yo, que me creí invencible tras haber vencido infinidad de obstáculos, tras haber traspasado cristales, escalado las montañas más escarpadas, y tras haber luchado con la muerte... derrotado, pero vivo.
Sigo en pie, porque son las terminaciones nerviosas del cerebro, las que aun mandan señales eléctricas a mi cuerpo. Eso me mantiene con vida, el haber alimentado durante años con libros a mi cabeza. Porque ningún arma traspasa las letras grabadas a sangre en la mente. Toda idea perdura, aunque el corazón del guerrero ya no lata. Una vez se congeló el corazón, pero el hielo se deshace con calor. Ahora ya no lo noto, pero sé que está ahí en alguna parte, herido también de muerte, sin haber sido rozado.
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